EL TRATAMIENTO, HASTA AHORA INEDITO EN LA ARGENTINA, SE HACE EN COMBINACION CON LA FERTILIZACION ASISTIDA
Ya aplican una nueva técnica para detectar enfermedades genéticas
Los avances en las técnicas de fertilización asistida no tienen pausa.
Tampoco las investigaciones genéticas. En base a esa combinación se puede
hablar de genómica: es posible diagnosticar enfermedades monogénicas. Esto
significa que padres portadores de enfermedades genéticas pueden tener hijos
sanos, libres de esas enfermedades que suelen ser hereditarias.
Las enfermedades monogénicas son aquellas que están originadas por la alteración
o mutación de un gen específico, como la atrofia muscular espinal, la fibrosis
quística, la talasemia, la deficiencia de LCHAD, la poliquistosis renal autosómica
recesiva y la ataxia de Friedreich, entre otras. La lista sigue, y ya se pueden
diagnosticar más de 40 enfermedades monogénicas distintas.
"La posibilidad de comprobar si un embrión es normal o no desde el punto
de vista genético, antes de ser transferido al útero, es esencial para la
prevención de enfermedades y para conseguir un éxito en una pareja estéril",
dice a Clarín Fernando Neuspiller, director del Equipo IVI (Instituto
Valenciano de Infertilidad) Buenos Aires. El centro abrió hace dos meses, y es
el primero en el país que se dedica a la genómica. Como antecedente, puede
contarse que en España, y gracias a este diagnóstico, en 2002 nació un bebé
sano que tenía padres portadores de fibrosis quística. También nacieron sanos
bebés de parejas portadoras de la enfermedad de Werning-Hoffman (atrofia
muscular espinal) y linfohistiocitosis hemofagocítica. En resumen: en seis años
lograron 70 gestaciones y nacimientos de bebés sanos. En la Argentina ya se están
atendiendo dos parejas: una por la enfermedad de Norrie, una atrofia óptica
ligada al cromosoma X y la otra por el síndrome Ipex (poliendocrinopatía,
también ligado al cromosoma X).
Un grupo de genetistas clínicos se encarga de estudiar cada caso que una pareja
o familia puede llegar a presentar. Trabajan junto a biólogos especialistas en
genética y en biología molecular. El objetivo es diagnosticar esas
enfermedades en los embriones, y lo hacen mediante el estudio de los cromosomas
del embrión o a través de la detección de mutaciones en los genes que
originan enfermedades monogénicas.
La técnica va ligada a la reproducción asistida: tras el proceso habitual de
ICSI (inyección intracitoplasmática de un espermatozoide, que es una variante
de la fertilización) y a través de técnicas de micromanipulación, el tercer
día de desarrollo embrionario se realiza una biopsia de cada embrión, por la
que se le extraen 1 o 2 de sus células. Una vez extraídas, se analizan los núcleos
marcando sus cromosomas con sondas fluorescentes o se amplifica el ADN de esas
blastómeras y se analiza para la búsqueda de las distintas mutaciones.
Mientras, el resto del embrión sigue en cultivo para ser transferido en cuanto
se conozca el diagnóstico, que se obtiene entre el cuarto y el quinto día.
Entonces es cuando se puede identificar y transferir a la madre los embriones
sanos.
El diagnóstico va más allá de estas enfermedades. Se emplea, por ejemplo, en
parejas a las que se les realizaron varias transferencias de embriones,
aparentemente normales, y no consiguieron embarazos (en esos casos de fracasos,
el 70% de los cromosomas de esos embriones son anormales). Lo mismo ocurre con
las mujeres mayores de 37 años. Está demostrado que la probabilidad de tener
embriones y fetos anormales aumenta con la edad, tendencia que se incrementa
sobre todo a partir de los 40 años. Existe entonces la posibilidad de disponer
del diagnóstico preimplantacional, que permite detectar la normalidad
embrionaria en el laboratorio, disminuyendo los abortos y las posibilidades de
anomalías cromosómicas.
Se impone la pregunta: ¿Qué destino tienen los embriones que no son sanos y
por lo tanto no son transferidos al cuerpo de la madre? "Se congelan. Tal
vez en algún tiempo se pueda reparar la célula y el embrión sea sano
--explica Neuspiller--. Sí, por ahora es ciencia ficción, pero hace un par de
años la genómica también era ciencia ficción".
Link: http://www.clarin.com/diario/2008/06/02/sociedad/s-01685076.htm